lunes, 17 de marzo de 2008

El Luí Zidane

El Luí hizo dos (mil) anoche, se hace el groso por eso y aparte dice que es Zidane. Ayer lo ví con una camiseta del Real, antes de que se ponga la camisa blanca de mozo internacional (el otro día "salí por el doce"). Juega bien, rústico, como en el campo, pero la pelota pasa a dos metros de los dos cajones de cerveza que hacen de arco, y de contraataque, con caño a Priti incluido, les ganamos por mejor de tres.
Pero un fernet merece trampa, o al menos polémica, no importa cuán en serio lo hayas apostado; y dice que se fue afuera recién antes de que mi compañero me tirara el centro. De arrebato se saca solo, tira un pase largo, andá a hacerle entender que ya ganamos, corre, lo dejamos pasar como si el juego ya hubiese terminado, se la devuelven , lo seguimos por detrás como quien sigue a un mocoso que durmio mucho y a dos metros del arco, gol. Se hace el loco, festeja, tira un par de chistes, y dice que ganó y el ferné lo quiere de litro. Andá a hacerle entender. Después de todo ganó de local, mañana la cancha va a estar tapada de mesas, sillas, clientes, menúes y algunas propinas. Ni en pedo le pago el fernet.

La pizera

La Bety prende el faso aunque los pulmones no le den más. Pero como ahora no está al lado del horno, el humo le entra como un vientito mañanero. Tiene que comer algo del local. Está asqueada de la muzzarella (cremoso de 5 pesos) entonces le pega un buen mordisco a la hamburguesa con mayonesa y un poquito de mostaza que le preparó la Susi. No se limpia las migas de la boca, da un par de secas más, se acomoda las tetas transpiradas y se mete de nuevo a los cuatro metros de cocina a respirar fuego y espolvorear orégano. Tiene muchas ganas de coger en una pileta.

Desde la barra

Mirale el culo tranquilo, para mí que le gusta. Aparte no hay muchas otras cosas que se puedan hacer mientras se toma una cerveza solo. Entrecerrados, rojos, lascivos los ojos y la boca se te ladea nerviosa. Le fichás la nuca de vez en cuando por si se da vuelta. Vaya a saber cómo te estás imaginando su desnudez ahora, si todos los días la mirás como si fuera por primera vez.
Potente la morocha, me hago el piola cuando te das cuenta de que te calé al vuelo; te reís apremiado, pajero y asentís con la cabeza como borracho, claro, la cuarta cerveza es la que más pega y más cuando estás solo.

El gordo

El gordo tiene dedos de chorizo, con bolones en los nudillos.
Carga heladeras, mesas y freidoras, le pagan por eso.
Se roba una latita de energizante, disimulado pero lo veo. Ahora se hace el boludo y mientras se seca la frente con el brazo, deja que otro cargue el freezer en el camión, ese está muy pesado, no lo vaciaron del todo. Se rie solo y se roba una botellita de agua mientras mira como sufren con lo que a él le cuesta menos.
Tiene cara de bueno, pero no sé si es un buen tipo, él carga heladeras.

sábado, 1 de marzo de 2008

Solución práctica

Los dos grandes Generales se acercaban para una negociación de último momento. Tras de sí, las huestes, miraban ansiosas. Una fresca y clara mañana. Con los prados húmedos y ese olorcito a tostadas que tanto motiva.
Todos sabían que iba a ser un combate parejo, y como en todo combate parejo, muchos los muertos. Todos tenían miedo de perder y sus Generales lo sabían.

- Buen día Jorge - primereó Mario.
- Buen día Mario- respondió Jorge.
- Mirá Jorge, he estado pensando y creo que este combate es innecesario. Podemos solucionarlo de otra forma.
- Estoy de acuerdo Mario, el día está demasiado lindo como para ponernos desde ya a surtir sablazos a troche y moche, literalmente.

En ese preciso momento una paloma blanca con un ramo de olivo en su pico pasó por encima de un cerro muy lejos de allí.

- Exactamente querido enemigo.
- ¿Y qué propone, estimado oponente?

Los dos grandes bloques de armaduras, espadas y lanzas afiladas emparedaban a estas dos almas en comunión. Y como suelen hacer las paredes, los soldados de las filas de vanguardia no escuchaban y sostenían cuadros de Kandinsky a la altura de los ojos. La gran mayoría comentaba con grandilocuencia las èpicas despedidas sexuales de la noche anterior, y los que no la habían tenido, chistaban porque querían escuchar.

- Propongo reemplazar el combate por una partida de ajedrez.
- ¿Una partida de ajedrez en cambio del combate?
- Sólo si a Ud. le parece amado contrincante...
- Sinceramente hubiese propuesto un cuatro en línea, pero el ajedrez me parece más apropiado.
- Me parece un razonamiento lógico y acertado, amigo hostil y concuerdo.
- Perfecto dilecto adversario. Entonces las cosas son así: el que pierda debe dejar que el ganador mate a todo su ejército, no sin antes liquidar al 90 por ciento opuesto.
- Muy bien. Me parece razonable. Procedamos. -

Y tras acomodar las piezas, Jorge movió el caballo de la izquierda por encima de la fila de peones, un casillero a la derecha