viernes, 25 de mayo de 2007

Llaves

Era de noche y caminaba solo por la calle.
Faltaban dos cuadras para llegar a casa
pero ya tenía las llaves en la mano,
hacía mucho frío.
De repente,
una sombra
se interpuso torpe en mi camino.
Era un niño,
pequeño,
con pequeños ojos de grande.
Me apuntó con su pequeño revolver
y gritó nervioso:
- ¡Dame felicidad! ¡Ya!
Sonreí
y le di un abrazo.
Sonrió
y me disparó,
Se fue contento.

1 comentario:

Anónimo dijo...

No sabía si firmarte la primera o la última entrada, será que me encantó el blog de principio a fin! aunque mi objetividad sea vulnerablemente subjetiva ante vos...
Te quiero y te admiro, rompecabezón